Sin tiempo, sin prisa y sin importa el lugar. Lo único que hay ahora mismo eres tú, esa persona y la calidad de las conversaciones que entre los dos logran generar ¿cuánto tiempo dedicas al día a esto?
Tal vez elijo a las personas de mi vida por su capacidad para promover, mantener y disfrutar de conversaciones cálidas.
Son conversaciones cálidas porque acogen y no juzgan. Porque escuchan y no imponen. Porque retan pero no destruyen. porque movilizan pero no imponen. Porque la persona cede espacio y tiempo para ti y se recrea en los detalles sin prisa cuando es su turno. Son equilibradas. Reina el respeto, la confianza y confidencialidad.
Son bonitas porque cuando decides que ya es tiempo de hacer otra cosa (las buenas conversaciones no finalizan jamás) te dejan infinitamente mejor (a lo mejor no a corto plazo, pero si te remueve a la larga te cura) que cuando entraste en ellas. Sientes que, de alguna forma, la calidad de tu pensamiento es superior. Y más sano. Has escuchado a tu voz fuera de ti. Le has puesto audio a tus miedos, palabras a tus emociones y muy probablemente, más abanicos de acciones entre los que poder escoger la próxima vez.
Dedica tiempo de tu vida a conversar. A escuchar. A hablar sin tiempo, porque, te repito, las buenas conversaciones jamás se acaban.
¡Feliz conversación! Entrena, mejora y disfruta la calidad de tus conversaciones.
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